jueves, 12 de mayo de 2016

Iniciando la Gira

Diario Panamá América
14 de mayo 2016

Iniciando la Gira
Jaime Figueroa Navarro

Les conocí en Tocumen, previamente recomendado por un amigo en común.  Claudia y Giuseppe llegaron de Italia en su primer viaje al istmo, nada mas ni menos una luna de miel sin saber a ciencia cierta los que les deparaba el destino. Algo así como nuestro primer viaje a Australia en 1988, allá bien lejos, en la tierra de canguros, ositos koalas y Crocodrile Dundee, con escalas en Los Ángeles, Tahití y Nueva Zelandia y un cambio de horas que jamás llegue a descifrar.

Nos conectamos con la vista, amén que Claudia es propietaria de una óptica en Liguria, al norte de la bota, en el rico centro industrial italiano.  Con la mirada, porque no les entendía ni pío lo que me deseaban transmitir.  Aun así en la torre de Babel se comunican emociones y sentires con gestos y medias palabras, amén que el italiano es lengua latina como el castellano, el francés, el portugués y el rumano.

Les recogí en el vestíbulo del hotel Le Meridien, bajo la tutela de mi buen amigo Bobby Saint John, bien aspectado por lo que cuenta de verdad, que es la opinión de sus clientes en TripAdvisor.  Esperándoles, conversé con los conserjes, recepcionistas y seguridad, todos los colaboradores con muestras de especial amabilidad y hasta cariño poco usual en estos menesteres en una ciudad que no deja de crecer y desconfigurar al homo sapiens panamensis.

Nuestra primera escala, de rigor, un supermercado.  ¿Por qué?  Porque se hace de esencia al visitar un nuevo sitio escudriñar los anaqueles de su proveedor de víveres para olfatear lo que hay y lo que no.  Por supuesto escogí el mejor, Riba Smith Bella Vista.  No será tan bonito como los otros, pero es el original y allí se respira Panamá, desde la vendedora de bollos y pixbaes, hasta su exótica oferta frutal, mis italianos estaban absortos cuando les mostré lado a lado una lata de Coca Cola y de cerveza Balboa.  ¡Somos el único país del mundo donde la cerveza es más barata que el brebaje que suelo utilizar para lavar el motor de mi auto!

A pesar de todo, la ciudad de Panamá que increíblemente ocupa el tercer sitial en numero de rascacielos de todo el continente, detrás de Nueva York y Chicago, con un vertiginoso crecimiento que me obliga a comentar que no observen los edificios sino las grúas, por ser el indicativo que seguimos creciendo, cuenta todavía con envidiable agua de grifo que hace innecesario el gasto en Saint Pellegrino o Evian, liquido carísimo ofertado de rigor por hostales y restaurantes a turistas que desconocen la calidad de nuestras plumas.


Aprovechando la visita al super, almorzamos en su cafetería platos criollos, entre otros tamales y chicha de guanábana para elevar los índices de curiosidad de nuestros honorables visitantes.   Al llegar a la caja, cosas de la vida, la dama de ojos claros y particularmente vivarachos que nos atiende y que también goza de raíces romanas, nos aplica sin saber los comensales, el descuento de jubilados.  Por supuesto, Giuseppe insiste en pagar y le dejo solamente porque quería que supiera que el almuerzo para tres cuesta la módica suma de once balboas, causando un ¡plof! de Condorito.  ¡Benvenuti a Panamá!       

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