Diario
Panamá América
25
de junio de 2016
Turismo
Deportivo
Jaime Figueroa
Navarro
Recientemente
me contactó el colega Julián Palacios Jr. para que le colaborara con una
disertación sobre el tema en el VI Foro de Deporte de APEDE celebrado en el hotel Marriott el jueves pasado.
Tradicionalmente
cuando se trata de este tema se vislumbran eventos internacionales donde
hinchas de determinado equipo se desplazan a Panamá para un partido en
particular, como por ejemplo un juego de futbol entre las selecciones
nacionales de Panamá y Costa Rica. Si se
planifica con la debida antelación, se pueden ofertar paquetes que incluyan
actividades más allá del evento en si, que sirvan para enriquecer el
conocimiento del visitante y los bolsillos de muchos colaboradores istmeños.
La
modalidad de turismo deportivo se puede desarrollar optimizando la propuesta
con nuevas opciones que expriman el jugo a nuestro enorme potencial en la
materia. Por ejemplo en la bahía de
Piñas de nuestra provincia de Darién se encuentra el resort número uno del
mundo para la pesca deportiva, Tropic Star Lodge. A partir de 1963 este extraordinario refugio
ha acogido miles de pescadores de todas las esquinas del mundo, contando con la
máxima cantidad de records mundiales en pesca deportiva. Su rotundo éxito nos invita a cuestionar como
es posible que no se haya duplicado en otros parajes cercanos.
Asimismo
siendo el Caribe hogar para más de un millón de veleros, no hemos sabido
aprovechar sobre todo durante la temporada de huracanes desde junio a noviembre
cuando se desplazan la gran mayoría hacia el sur, la migración de estas naves
por falta de planificación e infraestructura.
Bien podría Panamá ser la sede de cientos de muelles tras la
construcción de una autopista caribeña desde San Blas hasta Bocas, tema que descollé
en el plan de turismo de la campaña presidencial de Ricardo Martinelli en 2009
y que también serviría para mejorar la calidad de vida de los habitantes
locales que sufren el mayor índice de pobreza extrema istmeña.
El
desarrollo de un senderismo histórico tomando como puntal el cerro Pechito
Parao en Darién donde ocurre el avistamiento del Mar del Sur por Balboa en
1513, sería en mi librito de turismo sitio de visita obligatoria a la par del
canal de Panamá, seguido muy de cerca por el trazado del Camino Real desde Panamá
La Vieja hasta Portobelo, el sendero donde circuló la mayor cantidad de oro en
la historia de la humanidad, como la Ruta del Oro, un enorme atractivo al
turismo mundial a la par del Camino de Santiago de Compostela en España que
acoge anualmente cientos de miles de peregrinos, siendo el nuestro más
interesante por su verdor y relativamente más corto.
La
internalización de la carrera anual de cayucos a través del canal de Panamá
como un evento de atractivo mundial sin lugar a dudas atraería miles de visitantes. El reciente desarrollo de nuevas modalidades
no tradicionales en el istmo, tal como el avistamiento de ballenas, bien
coordinado creando un plan maestro para la implementación de centros turísticos
de primer orden en sitios como la desamparada isla de Taboga bien podría convertirle en el pueblo mágico
del Pacífico de las Américas. Y por allí
nos vamos, en lugar de quejarnos sobre las bajas tasas de ocupación hotelera en
la capital, tenemos mucho trabajo que hacer optimizando el turismo deportivo a
otro nivel y a través de toda la geografía nacional.
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