Diario Panamá América
18 de junio 2016
Vergüenza de Belleza Natural
Jaime Figueroa Navarro
Entre los soberbios garabatos del diario The
New York Times fluye el más atinado retrato de nuestro mayor atractivo
nacional: “an embarrassment of natural
beauty”, pujante recado que debe servir de norte a nuestras autoridades de
turismo, que no tienen clara la médula de la venta país.
En el estante de volantes de actividades frente
a la biblioteca del Club Unión topé hace unas semanas con una colorida
invitación a la conferencia celebrada el pasado martes “Una gran selva a las
puertas de la ciudad: DARIÉN Y SU IMPORTANCIA GLOBAL”. A pesar de la copiosa lluvia que nos
convirtió en una Venecia tropical a pocas horas de su presentación, ingerí una Valium de paciencia para luchar
las olas dentro de la marejada de tráfico y llegar a tiempo, porque a las 7 en
punto de la noche, por respeto a los presentes, estrenó sin mayor preámbulo, ni
justificaciones para los que siempre llegan tarde.
Valga la redundancia, con su entusiasmo,
pasión y entrega, lidera el coloquio Lider Sucre, auto denominado mochilero
ambientalista, adornado de envidiable hoja de vida de peregrinaje istmeño con
suelas gastadas dentro de nuestros bosques para descubrir cada mañana lo que
denomina una sensacional sinfonía de
canturreos y sonidos que acercan al homo sapiens a su esencia, más allá del
deshumanizante celular y la internet de nuestro siglo.
A un lado, en primera fila, un
ensombrerado mozalbete no mayor de una década, al otro un notable académico,
forman parte del atónito público de un centenar de personas de todas las edades
y tamaños que durante más de una hora permanecieron absortos, boquiabiertos
cual discípulos del flautista de Hamelin, escuchando el retumbar de los
tambores de Líder sobre la joya que disponemos pero poco conocemos y
apreciamos.
¿Qué es el Darién? Nuestra mayor y menos habitada provincia es
un solo bosque de casi dos millones de hectáreas conectadas de selva. El énfasis en la conectividad permite el
libre albedrio de sus fantásticas especies endémicas que nada tienen que
envidiar a la vecina Colombia, la saqueada Amazonas y la cacareada Costa
Rica. Allende su intrigante naturaleza,
hace un tris más allá de quinientos años, sitúa a Panamá en el envidiable altar
de la historia universal resultado del avistamiento del Mar del Sur por Balboa
sobre la cima del cerro Pechito Parao, ese magnificente panorama del golfo de
San Miguel que nuestros baldíos gobernantes todavía no explotan como la génesis del
comercio mundial, sitio de visita obligatorio, al mismo nivel de nuestro canal
ampliado.
El Darién es un bosque de importancia
mundial, el bloque boscoso de mayor extensión que queda en toda la Ecoregión
Chocó-Darién-Manabí porque nuestros vecinos ecuatorianos y colombianos han
resultado más destructivos que nosotros.
Este “hotspot” está entre las
regiones del Planeta de más importancia y urgencia para la conservación de la
variedad de vida, plantas y animales, convirtiéndole en una de las 20 áreas de
mayor prioridad de conservación global.
Así como la ciudad de Panamá se ha transformado
en la tercera orbe más elevada del continente, después de Nueva York y Chicago,
el incipiente magneto del vecino Darién como verdor de naturaleza invita a los
ciudadanos de un mundo urbanizado a dejar a un lado sus cárceles de concreto e
intimar su exuberante belleza. Gracias
Lider, continúa tu fantástico paseo obligándonos a apreciar nuestro porte y a
vigorizar nuestro ego nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario