viernes, 23 de septiembre de 2016

Siguiendo Sueños

Diario Panamá América
24 de septiembre 2015

Siguiendo Sueños
Jaime Figueroa Navarro

Afloró en mi mente, durante una visita la semana pasada a la nueva tienda The Panama Store, primera en ofrecer artesanías, libros, manualidades y delicias istmeñas bajo el mismo techo en el área de zona libre del aeropuerto de Tocumen, metódicamente escudriñando gestos de aprobación de  trotamundos, la importancia de seguir nuestros sueños para que no se queden estancados en el baúl de los recuerdos.

Por vez primera, después de tantos años de viajes, observé las miradas de los viajeros, hipnotizados por sus fantasías en búsqueda de rincones diferentes en la faz del planeta.  Fue un descubrimiento imprevisto, pues mis frecuentes visitas al aeródromo, como ellos, están repletas de ensimismamientos, billetes aéreos, pasaportes, nerviosismos y el constante revisar de bolsillos para asegurarse que todo este en orden.

Y es que muchas de nuestras costumbres pierden el sentido a medida que nos alejamos de nuestros hogares. Algunas se manifiestan incómodas. Otras, fantásticas.  Al final del camino nada instruye más al viajero que palpar, olfatear y sentir las enormes diferencias que nos rodean, engendrando en la memoria la descripción de un visitante que sin pepitas en la lengua exclamó que mi país era un enorme basurero, aseveración que no pude refutar pues en su pequeño pueblo germano si hay un papelito en la acera, es inmediatamente recogido por el primer pasante, gente consciente que no está rodeada por roñosos trogloditas lanzando desperdicios a diestra y siniestra sin conciencia, ni amor propio y enorme desprecio por los que le rodean. 

Al viajar nos convertimos en protagonistas de la película compartiendo en redes sociales el hirviente ajiaco santafereño o aquella sopa de cebolla, la mejor del mundo, que solamente se puede sorber lentamente con trocitos de pan y su queso fundido en el restaurante Au Pied de Cochon, en  el numero 6 de la Rue Coquillière de Paris, abierto las 24 horas del día, siendo el más placentero de los descubrimientos el potente valor de una sonrisa a la cual se derriten extraños por conocer.

Durante trece largos años en la cúspide de mi carrera profesional viajé tres semanas al mes, infatigable Marco Polo con cerebro como esponja, absorbiendo el exuberante liquido de costumbres  y conductas diferentes a las nuestras que afloraron en el pensamiento diferentes ideas que nos conduzcan a  mejorar nuestro desempeño.  Se puede estudiar mucho, solamente en la practica del desenvolvernos en ambientes diferentes al nuestro, plurilingües y prodigiosos, logramos la máxima absorción de conocimientos para su mejoramiento.   

Turismo es pasión que eleva la creatividad a su máxima expresión.  La vida es muy corta, al igual que las distancias. Cual espejo, el mundo está frente a nosotros, esperándonos. No existen excusas que nos impidan caminarle como el infatigable  Quijote, ni limitaciones financieras martilladas por deseos de cosas, que al fin y al cabo, dejaremos atrás.  Siendo un país de marinos, cualquiera se puede embarcar palpando las interioridades del mundo para retornar más despierto y con recuerdos y nuevas costumbres que nadie ni nada podrán borrar.


Deja a un lado el señoreo, aquellas importantes reuniones, la sed por el ascenso y el estrés del incesante trabajo, consciente que muchos viven cosechando lo necesario del mar o del campo sin necesidad de exponer su felicidad por gozar de la prenda de ultima moda o un vehículo que en vez de servirnos de transporte nos colma de deudas ¿para impresionar a quien?  Como bien ilustra Calderón de la Barca, la vida es sueños, y los sueños, sueños son.  Busca el tuyo.

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