viernes, 28 de octubre de 2016

Tren para el Turismo

Diario Panamá América
5 de noviembre 2016

Tren para el Turismo
Jaime Figueroa Navarro

Enero de 1960, iniciando una nueva década de excepcionales cambios, nos recibe saliendo desde el puerto de Cristóbal a la tierna edad de 7 años a bordo del navío Ancón de Panama Lines, rumbo a la ciudad de Nueva York con escala en Port-au-Prince, Haití.  Esa fresca mañana de verano tropical, pincelada por la tersa brisa de los vientos alisios pestañeé  mi primer tránsito en tren, simpático viaje a Colón desde la Estación 5 de mayo, aun bajo administración norteamericana, atravesando el verdor istmeño vigorizando el despertar del nuevo día azuladas mariposas entre densos copos de neblinas a la altura del lago Gatún.

Fue allí que germinó mi fascinación con el tren, aun el método favorito de transporte en Europa y otros lares del mundo.  Extendiéndose nuestra estancia en la Babel de Hierro durante tres largos y maravillosos meses, donde al estilo de un Cocodrilo Dundee tropical, a diario advertía  novedosos descubrimientos como las escaleras eléctricas de Macys, la tienda más famosa de la ciudad y las tormentas de nieve invernales donde mi hermano Alfredo y yo agotábamos la tenaz fortaleza juvenil en interminables batallas de bolas de nieve.

Un fin de semana extendido tomamos el tren hacia el lado canadiense de las cataratas del Niagara.  El viaje de 400 millas con múltiples escalas demoró varias horas que pasaron expeditamente mientras observábamos el nevado paisaje a través del ventanal, almorzando con todo lujo en el vagón restaurante.  A nuestro retorno, notando mi incipiente interés en temas relacionados al ferrocarril, mi padre me llevó a la tienda más grande del mundo de modelos de trenes, donde figuraba la extensa línea de Lionel Trains.

Ya de vuelta en el istmo, me deleitaba con nuestro vecino bellavistino y colega de mi padre, el Dr. Roberto Sandoval quien con sombrero de maquinista ferroviario había convertido la sala de su casa en un simulacro de trenes con muchos de los modelos que había recientemente apreciado en Nueva York y una gran cantidad de entornos que simulaban grandes ciudades y fincas rurales repletas de vacas y sembradíos de maíz.  Así era el Panamá de los sesenta.

Si bien el Camino Real, complementado posteriormente por el  Camino de Cruces, sirvió de comunicación a través del istmo durante más de tres siglos, convirtiendo esa ruta en la de mayor transito de oro en la historia, a mediados del siglo XIX, gracias al repunte resultado de la fiebre del oro de California, se hizo necesaria la erección de una ruta ferroviaria, capitulo que antecede a la construcción del canal.  Desde su inauguración en 1855 hasta la apertura del canal de Panamá en 1914, el ferrocarril transportó el mayor volumen de carga por unidad de longitud que cualquier otro en el mundo.  Ese hito remata la envidiable riqueza de nuestra historia y crea el entorno ideal para la venta del trasbordo del primer ferrocarril transcontinental del mundo como un impactante imán al turismo.

La actual administración del ferrocarril de Panamá a partir de 1998, es propiedad conjunta de Panamá Holdings, LLC y de Kansas City Southern Railway  siendo su actividad principal el transporte de contenedores de océano a océano.  Con la apertura del tercer juego de esclusas del canal el negocio del ferrocarril requiere nuevas alternativas que permitan una rentabilidad sostenida. 

Conversamos con Sofía Millán, Property Manager del Panama Canal Railway Company, panameña que estudió y vivió muchos años en la ciudad de Regina, provincia de Saskatchewan, Canadá  y conoce mucho de trenes precisamente porque Regina se encuentra en el mero centro geográfico de la ruta transcontinental del Canadian National Railway (CN), con una longitud de 2,700 millas entre Vancouver en el atlántico y Hallifax en el pacífico.  Sofía es nuestra colega en APEDE y miembro de su actual junta directiva.  

El ferrocarril de Panamá ofrece un servicio diario de pasajeros saliendo de Ciudad de Panamá a las 7:15am, regresando desde Colón a las 5:15pm de lunes a viernes.  El costo del boleto de una vía es de $25, concediéndose en modalidad de servicio especial de pasajeros por $5,000 que incluye 6 vagones con capacidad para 50 personas cada uno. 

Afinando detalles, entrevistamos a Martin Harrington, cariñosamente conocido como “Uncle Marty”, el panameño distinguido por contar con el mayor numero de sapiencias sobre el ferrocarril, un guía de verdad, de cepa y calidad, contratado por las  líneas de cruceros para echar su cuento a bordo, quien frecuentemente viaja a  Estados Unidos a dictar apasionadas conferencias sobre el tema y que repite su sermón con excepcional cariño en el trayecto transístmico  a miles de estupefactos visitantes.


Conversando variados temas, porque a este personaje hay que escucharle bien, tocamos el tema de la separación de Panamá de Colombia y la influencia del Coronel James Shaler, el norteamericano Supervisor del Ferrocarril de Panamá cuya colaboración con los rebeldes contribuyó a su honra con el nombre del parque frente a la Asamblea Nacional y quien hizo posible el desplazamiento de los Generales Colombianos Amaya y Tovar, más no de sus tropas de Colón a Panamá, sellando nuestra independencia, donde el aporte de los próceres colonenses nunca se ha valorado, aprovechando hoy, el día de la Conmemoración Patriótica en la ciudad de Colón, para recordarle a las autoridades que tenemos una deuda pendiente.  Como bien decía Nele Kantule, un pueblo que desconoce su historia esta condenado a repetirla.  Dándole vida al ferrocarril, reconociendo su valor histórico y potencialidad turística, lo alcanzaremos.      

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