miércoles, 15 de febrero de 2017

Amasando el Tamal

Diario Panamá América
18 de febrero 2017

Amasando el Tamal
Jaime Figueroa Navarro

Encontrándonos ante el particular reto de servir como anfitriones a tres trascendentes eventos que de alguna manera u otra impactarán la imagen turística de Panamá en 2019, estamos preparando un poderoso coctel de sapiencias que nos guíen hacia la presentación del destino luciendo su mejor atuendo dominical.

Se trata de la conmemoración de los 500 años de la fundación de la ciudad de Panamá, su sede como Capital Iberoamericana de la Cultura y la Jornada Mundial de la Juventud, con la presencia del Santo Padre, señoriales proyectos que obligan a asomar desde ya las escobas y darle brillo a nuestros vergonzosamente mugrientos y abandonados sitios de interés turístico.

Disímil a los otros gremios y organizaciones de la industria, la Comisión de Turismo de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE) aglutina la masa critica que guía pedagógicamente y sin intereses particulares, el pensamiento y rascado de cerebros ausentes en el medio.  Su Foro Anual de Turismo, a celebrarse el 30 de marzo en el Hotel Riu Plaza en pleno centro financiero capitalino, nos brinda la oportunidad de ofertar nuestro voluntariado como granito de arena en pro del desarrollo del turismo nacional, aglutinando estudiantes, profesores, funcionarios, profesionales, curiosos y la crema y nata de la actividad.

Durante el Simposio Mundial de Patrimonio Histórico celebrado en la Universidad de Massachusetts-Amherst el mayo de 2013, donde fui convidado a dictar una conferencia tapizando la temática del Adelantado Balboa y la imponente huella de su hallazgo en el Darién istmeño hace 5 siglos, tuve la oportunidad de conocer y congeniar con la muy campechana Dra. Claudia Rodríguez Espinosa, Coordinadora de la Maestría en Arquitectura, Investigación y Restauración de Sitios y Monumentos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, quien nos ilustró sobre el programa de Pueblos Mágicos de la Secretaria de Turismo de México.

El proyecto que data de inicios de siglo, reconoce a quienes habitan los pueblos seleccionados y el trabajo que han desarrollado para proteger y guardar su riqueza cultural.  En buen cristiano, el entorno de cada uno de ellos varía desde la fuerte influencia del pasado indígena, el gran legado del antiguo imperio colonial español, la preservación de tradiciones seculares y ancestrales, e importantes lugares de acontecimientos históricos en la vida del país.  Profundicé pesquisas de la propuesta, encontrando como siempre criticas y múltiples evidencias de auténticos logros en el desempeño del turismo provincial.  Los mexicanos son especialmente exitosos en la rama de turismo, razón por la cual sus homólogos en El Salvador, Ecuador, Colombia y Chile han contratado a la Secretaria de Turismo de México para replicar iniciativas similares.

Para emular este particular ejercicio de insigne emprendimiento azteca, de forma tal que le clonemos en sitios como Taboga, Portobelo y Natá de los Caballeros, entre otros, exaltando sus particularidades históricas y culturales, hemos invitado como uno de los orador de fondo al Ministro José Ángel Díaz Rebolledo, Director General de Gestión de Destinos de la Secretaría de Turismo de México, quien tiene a su cargo el programa de Pueblos Mágicos, para que nos ilustre sobre esta actividad y de una vez por todas nuestras autoridades porten sus pantalones largos e inicien la gestión para su expedita implementación en el istmo.

La iniciativa contribuye a revalorar un conjunto de poblaciones istmeñas que siempre han estado en el imaginario colectivo y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y foráneos.  Localidades con atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, magia que emana en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, aportando una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico.


Es hora que vayamos entendiendo que turismo no es solamente publicidad y hotelería, sino más bien cautivar el corazón de los que nos honran con su selección como destino para que sus aplausos, aquí y de vuelta allá, nos sirvan para multiplicar el flujo mantenido y creciente de un turismo sano y fecundo que aun no llega ¡porque no sabemos lo que tenemos entre manos!       

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