Diario Panamá América
4 de febrero 2017
Remozando el Turismo
Jaime Figueroa Navarro
Estimo que todos concurrimos que nuestro
alicaído turismo ofrece mucho más de lo que se exprime. A partir de nuestra tercera independencia en
los albores del siglo, el istmo ha sufrido un vertiginoso crecimiento, amén de su
desorden, haciendo rabiar a nuestros vecinos y pasmando con asombro a los que
nos visitan.
Nuestro persistente clamor por el
perfeccionamiento de la actividad deja de rugir en cavilosos oídos pero vemos
con satisfacción como poco a poco, tercamente lento, las cosas cambian. ¡Como ansiamos agilizar ese cambio!
Nuestro primer empeño fue el aeropuerto,
que tildamos de “estéril” hará ya más de una década, haciendo rabiar a su
administrador y uno que otro político, porque al aterrizar en Tocumen el
pasajero se encontraba con una oferta de “Marlboro, Johnny Walker y Cartier” en
ausencia del alma de Panamá. Sencillamente al arribar en tránsito, no
contaba Tocumen con manifestaciones autóctonas, algo que tan bien han
perfeccionado los otros aeródromos de América Latina y el Caribe. A inicios del año pasado inauguramos The
Panama Store en la zonita libre, que place el palpitar del corazón por su
presentación y su esplendida oferta de lo mejor de lo nuestro, nada de
checheritos “made in China”. ¡Aplausos a
sus propietarios por el amor al detalle, la fina calidad de sus productos y la
venta de Panamá, como debe ser: clase, rareza, A1!
Horadamos la piedra del profesionalismo
en el quehacer de una industria que le hace falta seriedad y norte, donde grupos de interés particulares
cabalmente pelean por lo suyo a expensas de los demás, bajo un sistema presidencialista
que poco le importa el bien común, donde el dedazo del de a turno bendice baldíos
allegados que protegen fútiles agendas políticas particulares.
Dentro de este taciturno ambiente, ha
sido un rayo de sol la unidad desplegada por la Cámara Nacional de Turismo bajo
el sesudo liderazgo de Antonio Alfaro, en el proyecto de ley 80 que crea el
Fondo de Promoción Turística, garantizando de esta forma la continuada
presencia de nuestra imagen en medios internacionales, la venta país
bochornosamente mochada cada vez que elegimos un nuevo mandatario.
¡Sana sapiencia paternal al señalar:
“Estudia y no serás en el futuro juguete vulgar de las pasiones!” En un país donde la desigualdad de ingresos
se ve aunada a la desaceleración económica, si no mejoramos la calidad de
nuestra educación (no dejo de repetirle a los estudiantes que el aprendizaje
del idioma inglés multiplica sus ingresos) y ceñimos el liderazgo político de
las instituciones a eruditos en la materia, estamos destinados a la fractura de
rascacielos bajo quebradas aceras que emanan las aguas servidas de la
indiferencia.
Mancilla el alma que con tanto que
ofrecer más allá, en provincias, se concentre la masa en capital. Aflige el corazón, que tal como el capitulo
infernal de la Divina Comedia de Dante Alighieri, el paraíso terrenal, en pleno
siglo XXI, se encuentre en bisoño caciquismo.
Revierte, Patria querida, de tu descomunal tranque. ¡Despierta Panamá!
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