viernes, 27 de diciembre de 2013

Rediseñando Turismo Provincial


Diario Panamá América
28 de diciembre 2013 
 
Rediseñando Turismo Provincial

Jaime Figueroa Navarro

 Aprovechando el asueto Navideño, nos trasladamos de la ciudad capital hacia Boquete, tomando nota de algunos temas de interés general para el beneficio de nuestro turismo integral.

Ante todo, el beneficio del aeródromo internacional Scarlett Martínez en Río Hato obviamente aún no se hace sentir por la ausencia de un programa de vuelos internacionales regulares.  Esto nos permite la oportunidad de corregir la estéril imagen de Tocumen, añadiendo un lienzo de sabor nacional a nuestro aeropuerto de playas.  Lo más importante es ofrecer al visitante un sentido de dirección desde el momento de su aterrizaje, que le permita, más allá de desplazarse a su sitio de hospedaje, conocer las diferentes alternativas disponibles, desde avistamiento de cetáceos hasta turismo histórico, aprovechando la proximidad de la iglesia más antigua de tierra firme continental en Natà de los Caballeros.   

La urgente y notoria necesidad de crear centros de bienvenida regionales, por ejemplo, al arribo por automóvil a las provincias de Coclé, Veraguas y Chiriquí, dotaría al visitante con las opciones disponibles para conocer en cada provincia.  Por ejemplo, muchos compatriotas lastimosamente utilizan una cadena de comidas rápidas en Santiago como punto de referencia, existiendo tantas y variables opciones de visita en la única provincia con costas en ambos mares.

Aplaudimos la licitación para la construcción de la autopista Santiago-David, ya que el pésimo estado de la actual carretera, especialmente el tramo cercano a Santiago se encuentra en pésimas condiciones principalmente por la falta de control de peso de vehículos de carga que rápidamente destruyen nuestros caminos, convirtiéndoles en trampas de muerte para conductores.  Lo mismo se hace muy palpables en los tramos cercanos a los centros de producción de caña de azúcar, donde a falta de controles, se debe obligar a los ingenios a dotar las carreteras aledañas de un mantenimiento constante y eficiente. 

En la provincia de Chiriquí, que tanto tiene que ofrecer al turista, se hace necesario la creación de un plan de desarrollo turístico provincial con miras a destacar los sitios de mayor interés e incentivar el desarrollo de focos de interés turístico.

Ejemplo en caso, es el desfile navideño de Boquete, muy concurrido por locales, no así por la gran cantidad de visitantes.  Sabemos a ciencia cierta, que no se asemeja al Macy`s Christmas Parade en la ciudad de Nueva York, pero proporciones observadas, se puede pulir el diamante con la participación más activa de pujantes empresas locales, tales como proyectos inmobiliarios, cafetaleros y otras empresas de producción agrícola para desarrollar un desfile que sea de atracción nacional que enamore una afluencia mayor de visitantes al área durante los días de asueto navideño.

Otro interesantísimo polo de atracción turística por explotar es el escalamiento del Volcán Barú, cuyo sendero de 13 kilómetros de longitud entre la caseta de ANAM en un extremo y la cúspide en el otro, bien podría ser pavimentado permitiendo el transporte vía bicicleta dotándole con sitios de esparcimiento y descanso que le conviertan en una actividad obligatoria para visitantes y locales.

La disponibilidad de fuentes de aguas termales cercanas al volcán, actualmente explotadas de forma irregular en Caldera, nos permiten el futuro desarrollo de piscinas de aguas termales similares a Vichy en Francia o Rotorua en Nueva Zelanda, creando un enorme imán al turismo de salud a través del desarrollo de spas para el deleite de visitantes que al sumergirse en sus aguas, dejen atrás sus reumas y arrugas.

En fin, todas estas opciones pueden bien desarrollarse creando dentro de la Autoridad de Turismo, similar a lo que se ha implementado dentro del Ministerio de Comercio e Industrias durante la presente administración, un vice ministerio encargado de turismo interior que se ocupe de estos menesteres, la muy requerida señalización turística y todos los íntimos detalles para el desarrollo de verdaderos magnetos de turismo, mientras su contraparte de turismo exterior se puede enfocar en el desarrollo de pautas publicitarias y el desarrollo de los mercados internacionales de mayor importancia al turismo nacional.   

jueves, 19 de diciembre de 2013

Armando el Rompecabezas del BioMuseo

Diario Panamá América
21 de diciembre 2013

Armando el Rompecabezas del BioMuseo
Jaime Figueroa Navarro

Posterior a más de una década desde que germinó la idea de alentar al célebre innovador Frank Gehry, diseñador de heterogéneos punteros arquitectónicos alrededor del mundo, para crear una obra que posicionara al istmo como importante brújula del universo, finalmente las piezas se van amalgamando, erigiendo lo que será en cortos meses, mucho más allá que el canal, el icono de Panamá.

Estratégicamente ubicado en la calzada de Amador, en la entrada Pacifica del Canal de Panamá,  llama poderosamente la atención a los vecinos buques, las sobre volantes aeronaves, al igual que a visitantes y compatriotas en tierra firme, esta estructura multicolor que acuerpa la muestra, como un colorido arco iris multidimensional que le distingue sobre todos los otros elementos citadinos.

Tuvimos el privilegio la semana pasada de visitar las galerías que van tomando forma anterior a la apertura parcial del Museo en febrero 2014.  Llama la atención la primera sala, denominada Galería de la Biodiversidad, con una definición muy clara para niños de todas las edades: “La biodiversidad está en todas partes, hasta en la palma de tu mano”.   Existe una increíble abundancia y variedad de vida en la Tierra.  La rampa de entrada nos ofrece la bienvenida al mundo de la ciencia natural y a la explosión de vida en Panamá.

La segunda galería, identificada como Panamarama, nos traslada con los efectos visuales de la tecnología “Cinerama”, introducida a Panamá posterior a la remodelación del Teatro Lux de Avenida Perú en 1960 en cuya introducción la cámara se ubica frente a un vagón deslizándose por una montaña rusa, dándole al vidente la impresión de estar dentro de este, resultado de la utilización de la tecnología tridimensional.  Símilmente, en esta galería del museo se ubica al visitante en un entorno de verdosos bosques tropicales imbuidos por el sistema de sonidos Dolby que refleja los alaridos de monos, silbidos de pájaros, un sinfín de sinfonías de insectos y el meneo de los arboles con el cruzar de los vientos, cuando repentinamente las nubes preñadas de agua amenazan creando un chubasco donde, resultado del juego de la tecnología, ¡casi se siente uno mojado!  Finalmente, descendiendo a nuestros mares donde dentro de la enorme diversidad de vida marina repentinamente surge una ballena acompañada de su juguetona cría.  Es solamente entonces que realizamos la maravilla del entorno que nos rodea en Panamá, alejándonos de los diabólicos tranques que a diario nos acechan.  Vivimos rodeados por un sinfín de seres y comunidades vivientes. En síntesis, es un espacio de proyección de tres alturas y diez pantallas que sumerge al visitante en una presentación audiovisual de las maravillas naturales que conforman todos los ecosistemas de Panamá.

La tercera galería, denominada El Puente Surge,  ilustra que Panamá es un puente vivo que surgió del mar hace tres millones de años. Las gigantescas fuerzas del interior de la Tierra que formaron el istmo se presentan con tres esculturas tectónicas de catorce metros de altura, en un espacio de encuentro táctil y físico con el mundo geológico.

La cuarta galería, El Gran Intercambio,  nos deslida lo que aconteció cuando el istmo se cerró y se produjo un gran intercambio de especies entre Norte y Sudamérica. Al visitante lo recibe una estampida de imponentes esculturas animales que representan a 72 de las especies que empezaron a cruzar nuestro istmo desde hace casi 3 millones de años

La quinta, y última galería terminada hasta la fecha, se denomina La Huella Humana,   Los seres humanos somos parte integral de la naturaleza. En un espacio abierto parcialmente al aire libre, dieciséis columnas cuentan la historia de los humanos en el istmo y sus interacciones con la naturaleza de Panamá a lo largo del tiempo, hasta la fecha.
   
Las galerías aun bajo construcción incluyen Océanos Divididos, que nos muestra cuando Panamá emergió, dos océanos muy diferentes se formaron, cambiando la vida en toda la Tierra. Dos acuarios semicilíndricos de gran altura mostrarán cómo el Pacífico y el Caribe evolucionaron al quedar separados por la creación del istmo, dotados de una vida marina totalmente diferente una de la otra.

La Red Viviente, que muestra que todos los seres vivos están ligados e interactúan de maneras complejas y muchas veces invisibles. Una enorme escultura, a la vez planta, animal, insecto y microorganismo, producirá en el visitante el efecto de estar en una dimensión donde todas las criaturas tienen la misma importancia.

Panamá es el Museo El mayor asombro espera al visitante fuera del museo. Paneles y pantallas mostrarán las relaciones entre la biodiversidad de Panamá y el mundo, y ofrecerán acceso a una red virtual que vinculará al museo con el resto del país.


De más esta decir, fue inspiradora la visita, abriéndonos los ojos a un Panamá, muy a pesar de nuestro peregrinaje por todo el istmo, que aun desconocíamos.  Un Panamá misterioso y fascinante que de seguro elevará el ego de todos sus habitantes, porque su historia es muy sencilla, el relato nos indica que si no fuese por el levantamiento del istmo de los mares sirviendo como puente entre las dos Américas, separando los mares, sencillamente no hubiesen existidos ni las pirámides de Egipto, ni el Imperio Romano, ni la Torre Eiffel, ni la Estatua de la Libertad.  ¡Insigne mensaje a propios y extraños!  De eso trata el rompecabezas del BioMuseo.  ¡Gracias Frank Gehry!  ¡Gracias Panamá!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Gringos Escarbando Gangas

     
Diario Panamá América
14 de diciembre 2013

Gringos Escarbando Gangas
Jaime Figueroa Navarro

Anterior a la fecha oficial del solsticio, 21 de diciembre, que indica el inicio del invierno causando en el hemisferio boreal el día menor y la noche mayor del año, el frío y la nieve han blanqueado con particular furia este año las planicies centrales, las montañas Rocosas y las costas de Estados Unidos y Canadá.

Es precisamente en estos momentos cuando frígidos vikingos buscan refugio en las cálidas y soleadas costas del trópico, iniciando la temporada alta que magnifica y enriquece, a través del turismo, nuestro Caribe americano.  Amén de la variedad de destinos disponibles y sus particulares atractivos, lo primero que escudriña el potencial visitante es el común denominador: precio.  Para efectos de definición, precio significa la combinación del pasaje aéreo y el costo de la estancia, entiéndase hoteles o alojamiento.

Bien claro lo ha definido el arrojo oficial de cifras, ubicando a Panamá primordialmente como un destino de negocios aupado por un creciente numero de visitantes en turismo de compras y la estrategia a mediano plazo de convertir nuestro destino en un magneto para turismo de reuniones una vez despachado el nuevo centro de convenciones de Amador, programado para finales de 2014 en reemplazo del veterano centro de convenciones ATLAPA (Atlántico Pacífico), inaugurado en 1979 con 6,000 metros de construcción.  El centro de convenciones de Amador ampliamente le reemplazará disponiendo con 53,000 metros y capacidad para más de 10,000 personas, 16 salas de reuniones y 2,000 butacas en su auditorio principal.  Sobre este particular desafío dedicaremos una futura columna.

Entonces ¿en que ha quedado nuestro turismo de sol y playa?  A pesar de los ingentes esfuerzos armonizando la recién inauguración  del aeropuerto internacional Scarlett Martínez en Río Hato, en la Riviera Pacífica istmeña, distamos aún años luz de los más populares destinos caribeños.  Urge, entre otras prioridades, el desarrollo del Caribe panameño para potencializar nuestro destino.  La variedad que ofrecen sus 1,023 islas (duplicando con creces las 495 en el pacífico) y sus incitantes costas, estrenando en un extremo Guna Yala, contigua a las joyas coloniales de San Lorenzo y Portobelo en costa arriba y costa abajo de la provincia de Colón, Belén, Calovébora y Bocas del Toro, rumbos coronados por el Escudo de Veraguas, nuestra máxima joya ecológica caribeña que a través de sus  cristalinas aguas y espléndidos arrecifes, instiga al buceo para discernir el legítimo significado de la balada Yellow Submarine de los Beatles y el maravilloso mundo que Neptuno nos tiene reservado en este prolífero piélago.

El Plan Maestro para el desarrollo del Caribe debe contemplar la construcción de una autopista desde el limite entre Guna Yala y la provincia de Colón hasta la frontera con Costa Rica, contando con la diligente participación de ANATI para evitar el usufructo indebido de tierras nacionales por individuos inescrupulosos, incluyendo el análisis del inventario de tierras ya otorgadas en derechos posesorios que deben revertir a la nación en aquellos casos que se hayan cedido sin razonamiento más allá del nombre y apellido de los interesados.  Es precisamente esta región el albergue de los mayores polos de pobreza extrema de la nación, olvidados ciudadanos que deben ser directamente beneficiados con el anclaje del progreso.  La autopista, prudentemente distante a las costas para aprovechar su pleno desarrollo, debe ser construida en modalidad de concesión, y se pagaría por sí sola con la venta de los terrenos aledaños.  Por supuesto, a lo opuesto del caótico desarrollo de las costas del Pacífico, en esta versión se debe tomar sobremanera en cuenta el estricto ordenamiento ecológico y el respecto irrestricto a la naturaleza, con una obra amable a ella, alejada de las oprobiosas torres, mamotretos de concreto que han convertido nuestras playas pacíficas en extensión, falta de personalidad propia, de la capital.   

Para analizar donde estamos y hacia dónde encarrilar el timonel, el periodista de la sección de turismo del diario New York Times, Seth Kugel, la semana pasada publicó un acertado artículo donde desmenuza los precios de los destinos de sol y playa para fin de año desde la Babel de Hierro, tomando en consideración la búsqueda: “explore flights” en Google y el portal booking.com para la comparación de vuelos y hoteles hacia los destinos caribeños Montego Bay, Jamaica; Punta Cana, República Dominicana; Cancún, México; San Juan, Puerto Rico y Key West, Florida, llegando a la conclusión de que el vuelo ida y vuelta más módico  origina el 21 de diciembre a San Juan por $447 y el hospedaje más económico, Suites Gaby en Cancún, a $66 por noche.  Aunque el artículo cita a Panamá, hasta allí llegó, solamente una mención, el examen de precios sencillamente no le permitía ir mas allá.

Cuando nos preguntemos por qué no llegan los norteamericanos, sano resulta como parte de la ecuación efectuar este análisis.  Y tomar la iniciativa de fomentar el arribo de aerolíneas de bajo coste, tales como JetBlue, AirTran, Frontier, Virgin Air y Southwest, entre otras, propugnando el verdadero despegue de Río Hato, para que la próxima vez que el periodista Kugel publique el resultado de sus pesquisas, irradie Panamá en el mapa de turismo de sol y playa caribeño.  Porque nuestro destino, más allá de todos los otros, tiene mucho más que ofrecer al visitante que una perezosa hamaca y el deleite de acallar la sed con una refrescante agua de pipa, observando bronceados cuerpos mientras los vecinos allende apalean iracundamente la nieve de la ultima tormenta.       

viernes, 6 de diciembre de 2013

Horneando el Pavo



Diario Panamá América
7 de diciembre 2013

Horneando el Pavo 
Jaime Figueroa Navarro

Durante las tradicionales fiestas de fin de año en Panamá, se hace cada vez más evidente la fantástica variedad gastronómica que nos rodea, aunque aun no la exhibimos en la  mayoría de los restaurantes y hoteles del patio, lo que brindaría un toque único y muy exuberante a nuestra oferta.

Un ejemplo en caso es la disponibilidad de jugos tropicales en hoteles, quienes siempre cuentan con un arcoíris de bebidas gaseosas, repletas de azucares e infames para la salud, pero al abordar al mozo sobre la disponibilidad de jugos de frutas naturales la respuesta común es: “tenemos naranja y piña”.  La pregunta es: ¿y qué del mamey, marañón, naranjilla, maracuyá y la interminable cantidad de néctares naturales exóticos, desbordantes en vitaminas y deleite al paladar del visitante y el parroquiano local?

Al arribo al aeropuerto internacional de Faa’a en Papeete, capital de Tahití, a 7 horas de vuelo en dirección sudoeste desde Los Angeles, paradisiaco archipiélago que comprende las 118 islas de la Polinesia francesa en el medio del pacifico, somos recibidos por un séquito de hospitalarias bailarinas Vahines que ondulan las caderas al son de los campanarios al mediodía y nos cuelgan un lei de flores al cuello.  Que disímil al frígido Tocumen donde se manifiestan Cartier, Johnny Walker y Marlboro pero hace falta Panamá.  En donde pusilánimemente la oferta culinaria está limitada a hamburguesas, pizzas y coca colas en vez de ceviches, patacones y chichas de guanábana.  Allí no existe ningún puesto de periódicos donde el visitante pueda apreciar y adquirir abundante literatura sobre nuestro exótico, histórico y ecológico destino.  Y a pesar de recibir Panamá el galardón al mejor café del mundo, brilla allí por su ausencia una sede de catas de cafés istmeños.

La desconsolante historia se repite en el Centro de Visitantes de Miraflores, deteriorada plaza que congrega el mayor número de turistas que nos visitan, con tristes refectorios que ofrecen gravosos menús de carnes frías, al estilo de hoteles de playa todo incluido y un Casco Antiguo que da vergüenza, como lo da el resto de la república por sus permanentes exhibiciones de maloliente basura.  ¿Dónde se han quedado nuestra originalidad y orgullo nacional? ¿Acaso ser pobre es sinónimo de ser cochino?

Un colega empresario, a raíz de la obvia falta de un solar, más allá de Quesos Chela, que ofrezca todo lo nuestro de forma más organizada, ha tenido la iniciativa de abrir un pequeño delicatessen en Coronado, frente al Cuartel de Bomberos, cuyo ethos, o particular distintivo, consiste en ofrecer desde pan bon hasta pan de la Arena, arroz con piña, huevitos de leche, torrejitas de maíz, bienmesabe y una pluralidad de productos autóctonos de todas las provincias.  La palabra delicatessen o deli como es mejor conocida nace del idioma alemán, siendo su raíz la fusión de los términos delikat (delicado o especial) y essen (comer).  Este tipo de negocio típicamente incluye la confección de emparedados, siendo Katz´s uno de los más famosos delis, ubicado en la parte baja este de la ciudad de Nueva York, fundado en 1888.  Es precisamente este tipo de establecimiento, con el valor agregado de una sazón puramente nacional, lo que cambiaria la personalidad a los sitios de mayor número de visitantes del istmo antes mencionados.

Continuando con nuestro recorrido de festividades decembrinas, una de las actividades más latosas de la época es hornear correctamente el pavo.  Para algunos, jóvenes parejas en diminutos apartamentos del siglo XXI, la humareda convoca a los bomberos hacia la cocina al olvidarse que la ya calcinada avecilla estaba en el horno mientras que a otros les queda el interior de la cavidad rosada por falta de cocción.
  
¿Cómo resolvemos?  Pues muy bien, consultando con alguien cuyo horno no funciona desde que adquirió su estufa: Lleve el pavo a un restaurante para hornearle tan perfectamente que será la envidia de la suegra.  Pero ojo, son importantes algunas anotaciones.  Primero, obviamente el precio.  Hemos visto significativas diferencias, desde $1.50 a $5.00 la libra.  Segundo, las opciones, desde solamente el horneo hasta el corte y presentación con frutas.  Mucho cuidado con esta última alternativa, pues algunos sitios rellenan la bandeja con una base de lechugas, desapareciendo una importante porción del ave para el consumo de sus colaboradores o clientes.  Yo prefiero, como Santo Tomás, ver para creer.  Así horneado nada más, encargándome de la destreza quirúrgica con el cuchillo eléctrico frente a mis comensales.  No en vano soy hijo de médico.

¿Dónde resolvemos?  Sin el afán de recomendar al azar, conociendo que existen variadas magnificas alternativas,  traslado mi pavo directo desde el supermercado al  restaurante Kwang Chow, ubicado en Avenida B, a mano derecha, casi al final de la cuadra, después del semáforo de Salsipuedes.  ¿Por qué?  Primero, este restaurante fue seleccionado por el famoso chef Tony Bourdain de The Travel Channel como el mejor restaurante chino de Panamá, cocinando allí en su video istmeño (que calificó en un honroso segundo lugar dentro de sus primeros 100 videos filmados alrededor del mundo).  Segundo, porque le dispensa un sabor oriental muy particular a la insípida carne.  Tercero, porque me seduce husmear los anaqueles del barrio chino en búsqueda de especies y medicamentos naturales, que la mayoría de nosotros desconocemos por no visitarle.  Y que nadie me hable de seguridad, ahora hay más policías que chinos en este original barrio.  Horneé su pavo donde quiera, el relleno es otra cosa, siendo la receta de mi madre, que data de 1948, ¡estupenda!

¡Feliz día de la Madre a Merceditas y todas las bellas madres panameñas!