miércoles, 1 de octubre de 2014

Primicia Histórica en San Lorenzo

Diario Panamá América
4 de octubre 2014

Primicia Histórica en San Lorenzo
Jaime Figueroa Navarro

Cuando, humildemente propuse una misa concelebrada en el Fuerte San Lorenzo como espacio para el cierre del I Congreso de la Pastoral de Turismo de la República de Panamá, liderado por el visionario Monseñor José Domingo Ulloa, no era consciente de la magia irreversible que iba a generarse en aquella loma sacudida por los vientos de la historia durante la celebración del Día Mundial del Turismo, el viernes pasado.

Aunque todo el mundo temía a la lluvia, muy común en estos paramos, la fortuna nos sonrió en forma de legiones de mariposas azuladas ofreciéndonos una revoloteada bienvenida nada más al ascender por la serpiente de hormigón que se adentra en la selva al oeste de la esclusa de Gatún.  Yo ya intuía que escamparía como de hecho sucedió.

Los cientos de estudiantes, al descender de los autobuses se desplegaron como muchedumbre multicolor entre las húmedas grises y verdes piedras del fortín, la mayoría primerizos visitantes sorprendidos ante aquel pedazo de historia con forma de península desde donde se contempla el zigzagueo del río Chagres al desembocar en la mar.

Tras atravesar dos fosos por puentes levadizos penetramos por la puerta en forma de cúpula que milagrosamente se mantiene en pie, como todas las galerías de arcos al igual que muchos cañones de hierro fabricados en la maestranza de artillería de Sevilla en 1598 cuando el rey Felipe II ordena la construcción de la fortaleza  bajo la tutela del ingeniero italiano Bautista Antonelli.  Una que otra solitaria garita nos grita a voces contra el abandono inexplicable al que sometemos los istmeños a este magnificente bien patrimonial de la humanidad.  

Al son del tambor y el súbito grito de raíces africanas de la Hermana Arminda dimos la bienvenida a La Palabra, con rítmico y candente cántico  portando la Biblia una guapetona multicolor pollera congo, que al entregarla al Padre Efraín de León, este la levantó dando varias cadenciosas vueltas con ella, antes de depositarle en las manos de Monseñor Ulloa en el elevado altar donde le acompañaban en concelebración eucarística los obispos de la república.

Acto seguido y continuando el séquito afloran empolleradas e indígenas representantes de cada rincón de nuestro folclor, portando el cáliz y los otros elementos de la celebración.  Mi sorprendido colega español Dr. Feliciano Correa, típicamente serio, no salía de su asombro al regalarnos una atónita sonrisa ante el singular espectáculo que admirado contemplaba.  ¡Jamás en su vida había presenciado acto símil y para ser honesto,  tampoco yo!

El analítico acecho con intachable guiño nos reveló, posterior a la eucaristía, el lado humano de Monseñor Ulloa al presenciar el punto, baile de salón, tejido excelsamente por el Padre David Cosca en compañía de guapísima pollera, quien de seguro al momento de tomar los votos le recordó al Señor que la alegría del santeño jamás se pierde al adoptar los hábitos.  ¡Todos, sin excepción le observamos con encubierta envidia!  ¡Como un hombre de Dios baila tan bien, es pródigo  espejo de nuestra nación! 

¿Dónde está aquel sueño imposible, tan enloquecido: a qué pila de escombros hay que ir a buscar? Después de todo, saboreando a Calderón de la Barca: “¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”    

Es así que cuando observo en algunos rostros istmeños la prudencia, la resignación y el temor, suspiro en mis adentros: ¡ojo!  Observo mi corazón y siento su palpitar.  Disciplino para estar alerta.  Muchos dicen: “Les pasa a todos: el tiempo pasa”.  Me dirán loco.  Yo siempre estaré buscando en los bosques las azuladas mariposas, en los mares, las aletas de juguetones delfines y en San Lorenzo una bendecida eucaristía que hizo la estupenda  diferencia entre lo que es y lo que puede ser.

2 comentarios:

  1. Pinceladas de Itsmo con artifice encanto, son siempre los escritos del hidalgo incansable creador de este articulo.

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  2. Tal vez Francisco de Quevedo, harto de tanto envite de espadas y lances de amor por tierras castellanas, quedó tranquilo porque supo que su herencia no sería gloria coronada por ilustres títulos, pero sí que la lengua española, por él tan bien cultivada, se acurrucaría entre las frondas caribeñas para permanecer con fuerza y viveza. Esto es lo que hace Figueroa con su cuidada prosa, enaltecer la literatura y recordar que, entre otros bienes que los españoles legaron a esos pueblos del más allá del Atlántico, y dejando al lado el valor de la fe en cristiana resonancia, y por la cual ese otro mundo heredaría la civilización de Occidente, digo que nada tan bello y tan enormemente fecundo regalaron los españoles como la lengua. En el decir de Figueroa, prendado de sorpresa ante lo que le es propio, recuerdo al leerlo a Cervantes y a Garcilaso y sobresale, sin que él se de cuenta del todo, la grandeza insuperable del idioma. Lengua que es verbo, soplo, espíritu rebelde y siempre creativo, permanece como patrimonio inmaterial fresco y palpitante en esa la selva habitada por aves del paraíso. La gramática de Nebrija hecha lenguaje imparable en el mestizaje por tanta sangre distinta, el castellano se ha cuajado en toda Hispanoamérica jugosamente nuevo, hasta dulzón y exótico como un mango maduro, y tan bello al oído atento como los piares infinitos regalando conciertos inéditos en el propio corazón donde el istmo palpita. Felicidades caballero Figueroa. Doctor Feliciano Correa

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