jueves, 19 de marzo de 2015

Arrivederci Roma

Diario Panamá América
21 de Marzo 2015

Arrivederci Roma
Jaime Figueroa Navarro

A partir de los pioneros vuelos directos desde Ámsterdam vía KLM en 2008, Europa se ha convertido en un esotérico mercado de turismo que mucho nos aprecia, a pesar de lo poco que le conocemos.  Los limitados esfuerzos de nuestras autoridades en agresivamente penetrar esta relevante plaza de bolsillos profundos y sesudos actores que ardientemente repasan nuestro destino durante meses antes de su arribo son inexplicables, tal como lo es la ausencia de funcionarios panameños en la sede de la Organización Mundial del Turismo con sede en Madrid, apéndice de las Naciones Unidas, ateneo al que pertenecemos sufragando nuestra cuota anual sin aferrar los mangos bajitos nombrando allí profesionales plurilingües de carrera que nos agraciarían con una visión harto profesional, mientras zigzagueamos al libre albedrío entre error y horror, gobierno tras gobierno, sin una clara planificación del turismo nacional.

Una de las geografías de más honda penetración istmeña es la bota italiana, península de singular forma que paralela a su pasión por el fútbol, de niño me pareció estar pateando a la isla de Sicilia.  Símil a Estados Unidos, es un país cuya riqueza se concentra en su zona industrial del norte, notablemente destacando Génova, Milán y Turín en Liguria como ejes de desarrollo y Florencia como cuna de cultura universal, separados de la Roma central por los fértiles cerritos ondulados de la Toscana.

De toda esta enramada con savia creativa resalta Turín, a orillas del río Po, contornada por los Alpes, que goza de fina arquitectura barroca, neoclásica, rococó y Art Nouveau,   frecuentemente llamada la "cuna de Italia" por ser el lugar de nacimiento de importantes políticos que contribuyeron con la unificación de Italia, como el Conde de Cavour, fungiendo como la capital del Ducado de Saboya desde 1563, luego del Reino de Cerdeña y finalmente la primera capital de Italia. 

Rica en cultura e historia, el sitio natal de Don Bosco resguarda la Sabana Santa y es sede del segundo museo Egipcio de mayor importancia universal y del célebre grupo automotriz FIAT (Fabbrica Italiana Automobili Torino), en adición a Lancia y Alfa Romeo.

Hace siete años, durante una soleada mañana de verano de 2008 al sonar el timbre de mi celular traté de descifrar un irreconocible numero internacional de la zona 072, Roreto di Cherasco, en el área metropolitana de Turín, atendiendo un llamado en impecable castellano de Signore Marco Merula, inolvidable introducción a una de las más caras y apreciadas amistades de mi existencia, anunciándome su próximo desplazamiento a Panamá y su deseo que le sirviese de anfitrión.

Curioso por conocer los pormenores de su particular interés por Panamá, le recogí en el vestíbulo del Hotel Marriott, portando en sus manos una gruesa y muy rayada guía turística Lonely Planet, que de seguro había triturado durante su extendido vuelo trasatlántico.  Durante las próximas horas de ese lunes, pasé el examen de doctorado en turismo istmeño con honores, al responder cada una de sus interesantes consultas con floridos narrativos de su total complacencia. 
 
En menos de 48 horas, este doctor en matemáticas, disciplinado por el servicio militar con nutrido bigote, ya había trazado de forma metódica un plan y antes de su partida adquirido un inmueble e iniciado los tramites del visado de pensionado, a mi parecer harto arriesgado sin contar con la aprobación visual de su esposa. 

De la misma forma se fraguó su segundo viaje, antes del cual me intimó telefónicamente su temor que el apartamento ya comprado, no fuese del gusto de su media naranja Luciana Becchio.  Ante ese predicamento, les recogí en el mismo hotel una lluviosa mañana de abril habiendo encomendado mis oraciones por un feliz final.  De profundos ojos, sonrisa afable y con un beso en cada mejilla me recibió Luciana en italiano, esbozando una que otra palabra en castellano, eliminando totalmente la ansiedad de Marco y mía al aprobar, posterior a minucioso escudriño, el apartamento.

Posterior a ello, sus frecuentes viajes han sido complementados por la afable compañía de sus queridas hijas y cercanas amistades, aprovechando Luciana para pulir sus conocimientos de la lengua de Cervantes y Marco para continuar indagando sobre interesantes parajes más allá de San Blas y Bocas, ambos enamorados de Panamá y de nuestra gastronomía, sus patacones, la chicha de guanábana, el chicheme y los seco sours.  Apreciar a Panamá desde los ojos de un visitante nos conduce a un profundo autoanálisis del porque tanta queja ante un verdadero paraíso.

Pero no termina allí el cuento.  La reciprocidad conlleva también nuestra visita a su patio, siendo recibidos por Marco en Malpensa, aeropuerto de Milán, para trasladarnos los 143 kilómetros a su departamento de Vía Cavour # 5 en el mero centro de Torino durante el caluroso verano de 2008, anterior  a la visita de su residencia en Roreto di Cherasco acogedoramente recibidos por Luciana y su simpática colección de búhos, donde tanto Mayin como yo nos sumergimos en la historia, la cultura y el buen diente de Piamonte.


Así como en sus tiempos de estudiante universitario en Turín, Marco quedo flechado por la joven Luciana al pasar conduciendo una motocicleta Vespa, esta afable pareja se han enamorado de Panamá, guareciendo en lo más profundo del corazón una apreciación desmedida por los tintes que nos hacen resaltan y una curiosidad eterna por nuestro terruño que causa envidia y admiración.  Y en cada capitulo, durante cada visita, nos ilustran sobre los maravillosos cambios a nuestro derredor que por nuestro diario bregar, miramos pero no vemos.  ¡Arrivederci Italia, benvenuti a Panamá! ¡Grazie mille amici miei per il pensiero gentile!            

1 comentario:

  1. Jaime eres un excelente embajador del turismo de Panamá!

    ResponderEliminar